¿Sabías que una de las maneras más caseras, aunque no por eso menos eficaz, de comprobar la calidad de una miel es prenderle fuego?
Antes de que vayas corriendo a por la miel que tengas en casa y una caja de cerillas, por favor sigue leyendo y recuerda: NO HAGAIS ESTO EN CASA NIÑOS!!
Efectivamente, esta es una de las pruebas caseras que se puede hacer para saber si una miel está adulterada con otros productos, no necesariamente químicos, que provoquen una alteración en su composición.
La mayoría de las veces las mieles comerciales vienen en una mezcla de miel pura con solución de glucosa acuosa, lo cual también le aporta un sabor más dulce y agradable para las papilas gustativas.
La miel es un componente naturalmente inflamable debido a su bajo contenido en agua, por ello cuando se le acerca una llama, si la miel es pura tiende a incendiarse. Por ello, no tiene ese efecto cuando se trata de una mezcla en vez de miel pura.
Como hemos dicho, muchas veces se mezcla con una solución de glucosa acuosa. Acuosa significa que contiene un % significante en su composición química, por tanto, cuando se le intenta prender fuego, su composición en agua impide que prenda fuego.
Esto nos lleva a la pregunta del principio. Al intentar prenderle fuego a la miel, obtenemos una respuesta muy clara de la calidad de la misma. Si la miel prende al aproximarle una cerilla, significa que esta es pura, su contenido en agua es bajo y sigue siendo un producto fácilmente inflamable. Sin embargo, si esta no prende, quiere decir que su contenido acuoso es mayor, y por tanto se trata de una mezcla de miel con algún tipo de solución con un gran porcentaje acuoso y por tanto no es una miel pura
Repetimos, no es una prueba definitiva de la calidad de la miel.